Un mentor: qué hace y por qué lo necesitas

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Durante años me pregunté qué diferencia realmente a las personas que logran avanzar en sus proyectos de aquellas que parecen detenidas frente al paso del tiempo. Hoy tengo una respuesta: contar con un mentor, alguien que ya caminó por donde tú estás caminando ahora y que pone su experiencia, visión y contexto al servicio de tu evolución. Alguien que aporta contexto, preguntas poderosas, red de contactos y, sobre todo, claridad para emprender con propósito. Alguien que te ahorra recursos y te acompaña a tomar decisiones más conscientes

En este artículo te compartiré las características de un mentor, sus diferencias con otras formas de acompañamiento y qué puede ofrecer a las personas, profesionales y organizaciones.

Salir de la mirada parcial y acompañar la transformación

A lo largo de mi carrera he sido emprendedor, empresario y, finalmente, mentor. No fue algo buscado. Sucedió con naturalidad. Hace mucho tiempo, mientras facilitaba una reunión de directorio en una empresa grande de servicios tecnológicos, noté que cada director hablaba solamente de su área. “Yo cumplí con mi parte”, “Estoy esperando que los demás terminen” y otras frases levantaron en mí una alerta: no podremos revisar el funcionamiento general ni definir pasos futuros si la mirada gerencial es parcial y las partes no se entienden como un sistema. Porque todas las organizaciones, todas las personas, pertenecemos a sistemas. 

Esta experiencia me hizo ver que la falta de una mirada sistémica se repetía en otras organizaciones con las que trabajaba. Entendí que, más que firmar un documento o entregar un informe, podía usar mi experiencia para ayudar a las gerencias a mejorar sus habilidades y habitar con gusto sus organizaciones. Ayudarles a mirar de otra manera.

Muchos años más tarde, mientras acompañaba como mentor a un joven desarrollador de un proyecto tecnológico con inteligencia artificial, volví a percibir un problema en la perspectiva. Cuando me contaba sus ideas, su foco estaba completamente en el producto y sus características, dejando por fuera el problema que su desarrollo resolvía. En otras palabras, dejaba fuera la oferta y el valor para el cliente. Entonces, lo invité a reformular su enfoque; mirar el negocio completo, pensar en el equipo, en la estrategia, en cómo crecer. Esa conversación cambió su manera de ver su emprendimiento y me confirmó algo:

Muchas veces, lo que falta no es talento ni ganas, sino una mirada externa que permita ver el todo. Y desde allí, transformarse.

Estas experiencias, y tantas otras en el camino, me devolvieron a la certeza de que mi rol no es solo ayudar a diseñar estrategias, sino acompañar procesos de transformación. Incluso los procesos de quienes tienen años de trayectoria y pueden beneficiarse de reconectar con su gen emprendedor.

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Conectar y hacer realidad tus ideas

La mentoría como acompañamiento no es una disciplina nueva. Como todo, evoluciona cada día. Se trata de un proceso estructurado que requiere presencia, escucha profunda y conversaciones bien diseñadas. Es una forma de acompañar a las personas en sus momentos de decisión, transformación, expansión o redefinición. Es ayudar a observar lo que aún no se ha notado, a tomar decisiones desde un lugar más sabio y a encontrar coherencia entre lo que se hace y lo que se es.

¿Qué hace el mentor? Desde mi rol, comparto mi conocimiento sobre el acto de emprender y dirigir empresas, transmito mi experiencia en el mundo organizacional, ofrezco una mirada externa y objetiva, abriendo puertas, compartiendo contactos, guiando en la toma de decisiones y fomentando el desarrollo personal y profesional de las personas para que puedan, ellas mismas, superar sus propios desafíos. 

Una de las claves más poderosas de la mentoría son las conversaciones significativas. Muchas veces, una buena conversación puede generar más movimiento que cualquier plan estratégico. Más que enfocarnos solo en qué hacer, ponemos atención en quién está siendo la persona que lo lleva adelante. Abordamos los temas desde lo técnico, lo emocional, lo estratégico y lo humano. Porque todo está conectado para llegar al momento en que la persona entiende qué está haciendo. 

A lo largo de los años he reunido otras herramientas, secuencias y ejercicios que hoy forman parte de un método para emprender que comparto con quienes acompaño. No se trata de recetas rígidas, sino de una forma consciente de diseñar el camino emprendedor, con propósito, estrategia y sentido humano. Lo que no puede faltar en un mentor son las siguientes características básicas:

  • Valores, propósito y principios

  • Experiencia

  • Hacer.

He acompañado a personas con historias y experiencias de emprendimiento tan diversas como potentes. Y, en todos los casos, lo que marca la diferencia es el nivel de compromiso, la autenticidad y la apertura al aprendizaje. Las experiencias de emprendimiento reales son la mejor materia prima para crecer, y, como mentor, mi rol es generar el contexto para que eso ocurra.

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Por qué tener un mentor además de un consultor o coach

Cada uno tiene su lugar. El consultor ofrece soluciones a problemas específicos. El coach facilita que el otro explore sus propias respuestas. El mentor acompaña compartiendo camino. Aporta perspectiva, experiencia vivida, contexto real, no solo teórico. Y lo hace con una cercanía distinta: desde la empatía, el respeto y también el desafío. Un mentor ofrece lo necesario para crecer alineado a quien eres.

En lo profundo, acudir a un mentor es materializar lo que la humanidad hace desde que es humanidad: aprender de quienes estuvieron antes que nosotros

Por eso, en los momentos clave de la vida profesional o emprendedora, este acompañamiento impulsa avances más claros, con menos desgaste y más sentido, facilitando el crecimiento con lucidez, ayudando a reconectar con el propósito, guiando la toma de decisiones estratégicas. Y, sobre todo, nos recuerda quiénes somos cuando todo parece confuso.

Si estás desarrollando algo nuevo en tu organización, no dudes en acudir a un mentor. Porque, como explico en mi libro El zorro y la teoría del jumbo, la mentoría es parte vital de la potente acción de emprender, seas un emprendedor o un empresario. 

Yo elijo seguir mentoreando porque creo en el potencial de las personas y en el poder de las conversaciones que transforman. Porque emprender con propósito es una decisión diaria. Y porque, por experiencia propia, sé que cuando acompañamos desde el corazón, podemos mejorar no solo los negocios, sino también la vida de las personas.

 
 

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