Hacer más de lo necesario: otro gran error a la hora de emprender

Nicolás Maiztegui - Artículo - Hacer más de lo necesario: otro gran error a la hora de emprender
 

Acompañé a decenas de emprendedores y empresarios que, en distintos momentos de sus procesos, llegaron a un punto de desgaste. No por hacer cosas que no funcionan. Todo lo contrario. Justamente, por hacer más de lo necesario.

Como mentor, estoy acostumbrado a identificar errores que suelen repetir quienes emprenden. Algunos surgen por falta de conocimiento, otros por ansiedad o entusiasmo, y otros por no tener con quién contrastar las decisiones. Uno de los más frecuentes es hacer más de lo necesario en una etapa temprana del negocio. El problema es que ese exceso, aunque muchas veces está bien intencionado, suele costar caro.

El problema de hacer más de lo necesario

Cuando se hace más de lo que la etapa requiere, es fácil perder el foco. Se gasta tiempo, energía y dinero en aspectos que no son prioritarios o ni siquiera necesarios. El exceso de trabajo también genera estrés —en el equipo y en uno mismo— y tiende a desenfocar de lo realmente importante: resolver el problema de un cliente de manera efectiva y viable.

Este error es común en etapas de validación. En lugar de enfocarse en diseñar y testear una solución simple y eficaz, e ir iterando, se avanza hacia desarrollos complejos que no han sido contrastados con el mercado. El resultado: soluciones que, aunque sean funcionales, no resuelven un problema, recursos malgastados y proyectos que no despegan.

La solución: hacerlo simple y centrarse en resolver

Como siempre digo: es más importante solucionar que construir. Por eso, en mi experiencia como mentor completo, insisto en dos principios clave que desarrollo en mi libro El zorro y la teoría del jumbo:

  • No hacer más de lo necesario: una idea puede ser ambiciosa, pero la ejecución debe ser estratégica. Avanzar por etapas, con entregas concretas y útiles, es mucho más efectivo que intentar construir todo el "jumbo" desde el inicio.

  • Hacerlo simple: lo perfecto es enemigo de lo bueno. Emprender bien implica preguntarse todo el tiempo: ¿cómo puedo simplificar esto? ¿Qué puedo eliminar sin que pierda utilidad?

No importa cuánto te esfuerces en desarrollar algo, si no resuelve un problema real en cada etapa, no tiene valor. La validación de la solución paso a paso, iniciando con lo más simple, debe ser uno de los principales objetivos.

Un caso donde se puede ver el error: el caso de Il Salumiere

En el emprendimiento Il Salumiere, desarrollamos productos de chacinados de excelente calidad. Tras validarlos con algunos referentes del mercado gastronómico italiano, decidimos avanzar con la producción. Pero cometimos varios errores.

No preguntamos cuál era el precio que el mercado estaba dispuesto a pagar. Produjimos antes de confirmar si había demanda real. Y, además, durante el proceso de producción, surgió un imprevisto: faltaba un insumo esencial que no habíamos contemplado. Eso nos obligó a frenar la producción, con la consecuente pérdida de tiempo, dinero y la generación de estrés tanto en el equipo como en los clientes, que no recibieron su pedido a tiempo.

Todo esto ocurrió porque hicimos más de lo necesario. Si hubiéramos seguido una lógica más simple, centrada en validar primero y construir después, podríamos haber evitado el tropiezo.

Nicolás Maiztegui - Artículo - Hacer más de lo necesario: otro gran error a la hora de emprender

Un caso donde se puede ver el acierto: el caso de Alaska Aventura

Un buen ejemplo es el caso de Alaska Aventura, un emprendimiento turístico que ofrece experiencias de pesca en Alaska. Todo comenzó con un viaje personal. Éramos tres amigos pescadores que decidimos vivir esa aventura. Nos convertimos en nuestros propios clientes.

En ese primer viaje experimentamos los desafíos reales de un turista en Alaska. A partir de ahí, diseñamos un servicio con base en lo que habíamos vivido. Sin agregar complejidades innecesarias, fuimos testeando la propuesta con conocidos, ajustando la experiencia con cada viaje y creciendo de forma orgánica. Todo lo que agregamos al servicio surgió de la necesidad real del cliente, que en principio fuimos nosotros mismos.

En vez de ofrecer un paquete “todo incluido” desde el primer día, hicimos lo necesario. Lo básico pero esencial. Y así, cada mejora vino luego de ir entendiendo las necesidades concretas mientras avanzábamos.

El valor de hacerlo bien siguiendo un método

Siempre recuerdo esta frase que repito a quienes acompaño: “No me cuentes sobre tu esfuerzo, muéstrame tus logros.” Emprender es una aventura, sí, pero también es una práctica estratégica.  

Hacer más de lo necesario puede parecer compromiso o pasión, pero muchas veces es solo una forma elegante de desenfocarse.

Por eso, si estás en una etapa temprana de tu emprendimiento o incluso si ya estás gestionando un negocio en marcha, te invito a preguntarte: ¿esto que estoy haciendo es realmente necesario? ¿Estoy resolviendo un problema o solo construyendo algo simplemente porque se ve bien?

Si quieres avanzar sin desperdiciar recursos, sin agotarte ni agotar a tu equipo, recuerda esta fórmula sencilla:

  • Haz solo lo necesario.

  • Hazlo simple.

  • Soluciona en vez de construir y hacer sin que el proyecto lo requiera.

Y recuerda que si quieres acompañamiento para tomar decisiones con mayor claridad, evitar errores comunes y avanzar con estrategia, una mentoría puede marcar la diferencia. A veces no hace falta más trabajo, sino una mirada con experiencia.

 
 

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